TARDE DE TALENTO INFANTIL EN LA IGLESIA DE SARÓN
El reloj marcaba las 2 de la tarde; apenas los taxis apenas podían parar en frente de la Iglesia de Sarón en Bogotá, cuando varias mamás bajaban presurosas para llegar a tiempo a la final del “Talento Infantil”. 87 niños estaban preparando los últimos detalles de sus presentaciones, en el patio aledaño del templo.
Finalmente, tras una hora de retraso y de pasos apresurados por parte de los organizadores, el piano tocó la marcha nupcial que anunciaba el paso de sonrientes niños que desfilaban, ante los orgullosos rostros de sus padres.
Las maestras de ceremonia marcaron los parámetros de la competencia, y arrancó una tarde de música con los dúos y tríos que entonaron “es el amor divino”, y los niños predicadores que hablaron sobre la obediencia, los diez mandamientos, y la segunda venida de Dios, entre otros temas que exaltaban el nombre de nuestro creador.
Así mismo, nuestros niños mostraron sus habilidades al momento de dar estudios bíblicos, otros impresionaron a la congregación con poemas, y los adultos pudimos ver hermosos atuendos bíblicos que reflejaban las vestimentas de personajes bíblicos como la Reina de Saba, y los sacerdotes del Santuario, entre otros.
También muchos disfrutamos de los dramas que nuestros pequeños presentaron. La resurrección de Lázaro, y la parábola de las diez vírgenes, fueron las representaciones bíblicas que más cautivaron al público de aquella tarde. Con un vestuario pulido, escenografía creativa y con la espontaneidad particular de los pequeños, fuimos transportados a esos maravillosos pasajes bíblicos.
En total fueron 7 categorías las que estuvieron en competencia. Poesía, canto a dúo, canto a trio, drama, predicación, atuendo bíblico y estudios bíblicos.
Para la directora de Ministerio Infantil Doris Riaño “la idea de este tipo de eventos es que nuestros niños desarrollen sus talentos, y comiencen a ponerlos al servicio de Dios.”
Felicitamos a todos los niños finalistas y, en especial, a sus padres y maestros que dedican esfuerzos y recursos económicos, para que sus hijos destinen sus talentos al servicio de Dios.
Por William Fdo. Estupiñán